La ADR desarrolla programas de cualificación y capacitación que reconocen los saberes de campesinas, campesinos, pueblos indígenas y comunidades negras. Así los pone en diálogo con el saber técnico y científico académico.
Este enfoque hace que la asistencia técnica y el servicio público de extensión agropecuaria sean contextualizados y pertinentes, es decir, que tengan en cuenta la realidad productiva del campo. Por eso, la extensión agropecuaria no solo está en manos de las instituciones educativas: la habilitación de EPSEA campesinas, étnicas y populares es una manera de darle su lugar a las prácticas y los saberes ancestrales y tradicionales en la transformación del campo colombiano.
El diálogo de saberes confirma que no existe solo un conocimiento válido. El campesinado no es un sujeto pasivo que recibe el conocimiento de la ciudad. Antes bien, es conocedor de sus territorios y de sus actividades productivas. Al compartir sus saberes, contribuye a la formación de nuevos y mejores conocimientos para una producción sostenible y cuidadosa del ambiente.