En Cocos Pacífico están locos por el coco
Bogotá, 17 de junio de 2022.
Hace 7 años, Álvaro Bazán, oriundo de El Charo (Nariño), criado en Guapi (Cauca) y ahora residente en el Valle del Cauca, se graduó como técnico profesional agropecuario; durante dos años tuvo la oportunidad de aprender del negocio de la transformación del coco gracias a su primer empleo en una empresa privada, pero después de transcurrido este tiempo, sintió que tenía las fuerzas, las ganas y el deseo de emprender.
Fue donde su padre, le dijo que tenía la ilusión no solo de producir y vender coco, sino de transformarlo y agregarle valor. Su familia le brindó el apoyo para seguir adelante con este sueño. Allí nació su emprendimiento: Cocos Pacífico.
Aunque el coco había sido la fuente del sustento de los Bazán durante generaciones, esta apuesta era diferente; se trataba de crear una agroindustria que convertiría esta materia prima en otros productos diferenciales.
Eso sí, el camino no fue fácil ni sencillo; Álvaro empezó montando una pesquera en la que también vendía el coco, y con el tiempo se dio cuenta de que éste se comercializaba más que el mismo pescado, y más aún, los clientes le preguntaban por subproductos de este fruto que aún no había podido transformar. Con mucho esfuerzo logró comprar la maquinaria necesaria para satisfacer la demanda del mercado y dedicarse a su anhelo inicial. Creció, tanto así que desde hace 2 años consiguió un espacio más grande y adecuado para realizar sus actividades y atender mejor a su clientela.
“A mí siempre me ha gustado leer, capacitarme e informarme, y gracias a esta pasión por el estudio empecé a hacer cursos y aprendí mucho más sobre cómo diversificar. Si solo nos quedamos con el producto no avanzamos; cuando transformamos y agregamos valor, siempre vamos a obtener un precio mayor y eso ayuda a crecer tanto el negocio como la región”, dice Álvaro con un profundo orgullo.
Hoy, la inventiva, la creatividad y la tenacidad de este nariñense, le han permitido producir y vender avena, tortas, dulces, leche, pulpa deshidratada y hasta aceite gourmet, todos estos derivados del coco. “Ustedes tienen que probar la empanada de camarón freída en aceite de coco, el sabor es maravilloso,” señala Álvaro, y agrega que sin la ayuda de entidades como el Sena, la Cámara de Comercio y la Agencia de Desarrollo Rural, el camino de emprender sería mucho más difícil y espinoso.
De hecho, Álvaro recientemente fue beneficiario de la oferta institucional de la ADR ya que participó en la Agroferia y Gran mercado Campesino del Valle, en el que pudo mostrarle al mundo muchos de sus productos, visibilizar su marca y expandir el horizonte de su negocio.
“Estoy gratamente sorprendido con la ADR y con todas las personas que trabajan allí, porque es absolutamente claro que le ponen el corazón al campo y uno como productor se da cuenta de que son una verdadera mano amiga,” manifiesta Álvaro.
Hoy en Cocos Pacífico están orgullosos de lo que han logrado en cinco años. Están locos por el coco, tienen el sueño de exportar y llevar sus productos a todo el mundo para seguir creciendo, ser fuente de desarrollo y además ser fuente de empleo en el país.
En la ADR trabajamos juntos por el campo para hacer que las cosas pasen.
OFICINA DE COMUNICACIONES ADR