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Entrevista a presidente Diego Bautista en El Espectador

ENTREVISTA DIEGO BAUTISTA - EL ESPECTADOR

¿Por qué apostarle al desarrollo rural es la estrategia contra el narcotráfico?

La reforma rural integral y el desarrollo rural, es uno de los temas más relevantes para el Gobierno de Gustavo Petro y por eso fue uno de los ejes durante el décimo Diálogo de Alto Nivel (DAN) entre Colombia y Estados Unidos. Este se realizó en Washington D.C. el 27 y 28 de marzo de 2023 y buscaba ampliar las prioridades en la agenda bilateral.

En la jornada se abordó el tema del narcotráfico y la sustitución de cultivos de una manera más amplia, pues se tuvo en cuenta el rol del desarrollo rural en la transformación de los territorios y la apuesta productiva por economías lícitas que pueden ser más rentables que las ilegales, con el apoyo institucional.

Sobre este tema, las exportaciones a Estados Unidos, su apoyo para el progreso del campo colombiano y el TLC, habló el presidente de la Agencia de Desarrollo Rural, Diego Bautista, quien también fue el representante del Ministerio de Agricultura en el DAN.

¿Cuál es el objetivo de tener al desarrollo rural en el centro del Diálogo de Alto Nivel con Estados Unidos?

Lo primero es enriquecer la agenda de cooperación con Estados Unidos, más allá de los temas de narcotráfico. Especialmente respecto a las potencialidades que tiene Colombia como potencia alimentaria y en el marco de lo que puede ser el comercio agrícola entre ambos países. Y vincularse a las apuestas que hay en las cadenas productivas del sector.

Lo segundo es la paz. Estados Unidos ha estado apoyando el proceso de paz que se firmó con las FARC y en el punto uno está la reforma rural integral, pues están planteadas todas las apuestas del Gobierno colombiano en este sentido en los territorios.

Y, en tercer lugar, porque los territorios en los que hay cultivos de coca es necesario generar alternativas lícitas de desarrollo productivo, que permitan la transformación de las economías en esas regiones y ahí el desarrollo rural es clave.

¿Qué debe tener un proyecto de desarrollo rural para que sea atractiva la sustitución de cultivos de uso lícito?

Entre ambos países hemos aprendido, en casi cuatro décadas, es que en los territorios en los que hay coca no basta cambiar una mata por otra mata, sino que es necesario incorporar otras condiciones en estas regiones como el transporte, la comercialización, conectividad a internet y que las comunidades puedan tener rentabilidades iguales o superiores, con otros cultivos, a las que les pueden dar los cultivos de uso ilícito.

¿Hay algunos productos ya proyectados para extenderlos en esas zonas de sustitución?

Tradicionalmente, hemos venido trabajando con el cacao, café, yuca, dependiendo del territorio y su potencialidad. Por ejemplo, en Tumaco es interesante el camarón y en el Bajo Cauca, la miel. Además, en la mesa con el Gobierno de Estados Unidos hablamos de darle la oportunidad a productos agropecuarios no convencionales, como el asaí, de algunas regiones del Amazonas que tiene una demanda importante, o el cáñamo, el cannabis e incluso los biomateriales y biocombustibles que se hacen a partir de materia prima agropecuaria.

Por otro lado, el desarrollo rural no necesariamente son productos agropecuarios, incluye también el agroturismo, gastronomía y cultura que se pueden vincular a la generación de ingresos de los pobladores rurales.

¿Cómo lograr que estos cultivos no tradicionales sean rentables para las comunidades? Y ¿cuál va a ser el papel de Estados Unidos en ese proceso?

Ya hay unos estudios en el país de la potencialidad de estos productos. La rentabilidad va a depender de que se logre asociar a los pequeños productores para producir unidades más grandes de exportación, darles innovación y tecnología en la producción para que sea eficiente. Ese también es un compromiso de cooperación.

Estos productos también hacen parte de la transición y reconversión productiva que se tiene que hacer, de cara a afrontar el cambio climático. Y hay un mercado para maquillajes y distintas industrias de fibras textiles que se pueden hacer producir en Colombia y exportar a Estados Unidos y otros lugares del mundo.

¿Se va a renegociar el tratado de libre comercio con Estados Unidos?

Ambos países estamos revisando el tratado porque se cumple el tiempo para hacerlo, aunque esa va a ser otro debate y no fue el tema de este diálogo de alto nivel. Seguramente el Ministerio de Comercio liderará esa discusión.

¿Cuál va a ser el impulso que le puede dar a Estados Unidos a la comercialización de los productos agrícolas?

Que a los mercados estadounidenses lleguen los productos que permitan transformar los territorios en que hay economías ilegales, va a ser esencial. Hay unas regiones que ya hemos determinado con alta presencia de hoja de coca, allí hay una apuesta de cambiar las condiciones productivas. En el marco de esta cooperación, Estados Unidos debe ser un comprador de todos estos productos.

¿Cuáles son los puntos más relevantes de dicha cooperación para el desarrollo rural?

En el diálogo con Estados Unidos estamos discutiendo los puntos en los que se va a dar la cooperación. Entre ellos están:

  • La innovación y tecnología.
  • Los eslabones de la apuesta productiva para asociar a pequeños productores.
  • La extensión agropecuaria para dar asistencia técnica.
  • La logística en la comercialización.
  • El apoyo a la infraestructura productiva de procesamiento para que transformen las materias primas en centros de acopio, lo que permitirá generar mayor rentabilidad.
  • La adecuación de tierras y distritos de riego.
  • Incentivar actividades no agropecuarias del desarrollo rural.
  • Impulsar las finanzas rurales con un programa especial que financie el campo colombiano.

¿Qué se va a hacer esta vez para lograr que las relaciones de cooperación internacional sean efectivas?

Este es el décimo Diálogo de Alto Nivel. Ha habido algunos logros interesantes, pero no han sido suficientes para lo que quieren comúnmente los dos países. Más que el diseño de políticas públicas, lo importante es territorializar. Seleccionar unas geografías concretas articular esfuerzos que tradicionalmente han sido atomizados entre nuestras agencias de Gobierno. Entonces hay un compromiso de articularnos y coordinarnos mucho más y que el territorio sea el centro de gravedad de la acción y no diseños de instrumentos o de procesos de política pública en Bogotá.

¿Cómo será la división de esos los territorios?

Tenemos tres tipos de regiones: las que tienen presencia de cultivos de coca y en ellos hay que trabajar para la transformación de la economía. La segunda es más amplia porque abarca los PEDET (los 170 municipios que están en el acuerdo de paz con las FARC) y es donde se busca generar menor pobreza y más legalidad e institucionalidad. Y la tercera contienen a las dos anteriores y son en las que el Gobierno va a hacer una apuesta agroindustrial en sintonía con el objetivo de ser potencia mundial alimentaria. Entonces estamos integrando estas tres zonas para hacer sostenible la producción y transformación territorial.

¿Cómo será el apoyo de Estados Unidos al saneamiento catastral?

Respecto al catastro, va a haber un apoyo importante en temas de sistemas de información, qué es lo que más requiere el país. También será en eficiencia en procesos y acceso a la información satelital que existe para determinar con mayor claridad las geografías de los suelos colombianos y los límites con las regiones que están siendo deforestadas y que se tienen que ser áreas protegidas. Esta serie de elementos va a contribuir a que el catastro se haga mucho más rápido de lo que se ha hecho.

Finalmente, ¿hacia dónde va el desarrollo rural de Colombia?

El desarrollo rural es y seguirá siendo fundamental en el país desde varios ejes. Uno es la transformación minero-energética de regiones porque es la que brinda alternativa para ir dejando la dependencia de combustibles contaminantes. Además, el desarrollo rural es un tema esencial para la paz, quedó anclado en el acuerdo de La Habana y hace parte de la discusión alrededor de la paz total. Y en tercer lugar porque Colombia tiene una potencialidad alimentaria impresionante y el mundo, en los próximos 25 años, va a incrementar su demanda por alimentos y acá tenemos el potencial para hacerlo.

Por otro lado, contribuye también a enriquecer el proceso de reforma agraria, es decir, con la entrega de títulos que está haciendo el Gobierno. Vamos a acompañar con desarrollo rural la generación de ingresos y el desarrollo de esas economías locales que son el objeto de la reforma agraria.

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